Te Puia, mi primer contacto Maorí
Amanece en Rotorua pero yo no le hago mucho caso a los primeros rayos de luz de la mañana, miro el reloj de mi iphone y decido que debo dormir otro rato más hasta la hora del check-out del hostel.
La lluvia del lunes había sido terrible y mis esperanzas para recorrer Nueva Zelanda sin conseguir una pulmonía de regalo habían diezmado mis ganas de despegarme de las sabanas pero los rayos de luz y la claridad funcionaron cual analgésico. Sin darme cuenta ya llevaba catorce horas durmiendo y el jetlag había desaparecido por arte de magia.
Una ducha para despejar las ideas y vuelvo a los mandos de mi Nissan Sunny para descubrir algo en Rotorua, en el hostel me recomendaron visitar Te Puia y dado que estaba en la salida de la ciudad no dude en darle una oportunidad.
Te Puia tiene dos partes: la parte maorí (en la que se habla de su cultura y si apoquinas unos dólares más puedes disfrutar de un «show cultural») y la parte natural.
En mi presupuesto no entraba ver un show así que después de ver una exposición donde aprendí un poco sobre el pueblo Maorí y acto seguido pasé a la visitar los geysers.
No era la primera vez que veía un geyser pues en octubre en Islandia tuve la oportunidad de verlos en todo su esplendor, antes lo más parecido que había visto era la montaña del fuego en Lanzarote.
En Rotorua había otra cosa igual que en Nueva Zelanda, el olor a huevo podrido por culpa de la actividad volcánica.
La visita a Te Puia me decepcionó bastante pero seguramente porque iba con demasiadas espectativas pero supongo que yendo con guía y disfrutando del show Maorí la experiencia debe ganar enteros.
Salí con el coche rumbo a Taupo sin saber muy bien que sería de mi vida, mientras la radio FM se desvanecía en mi coche tomé un desvío y me encontré con esto:
¿Qué miran con tanto recelo estas ovejas? ¿Tendrán la respuesta al sentido de la vida? las respuestas en el próximo post.
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