La llegada a Auckland tuvo como protagonista principal el jetlag; no era la primera vez que viajaba con un cambio de hora pero en este caso la diferencia horaria era de once horas, es decir para mi cuerpo eran la una de la mañana pero el reloj marcaba las doce del mediodía.
Subí al airport bus y conseguí un descuento de dos dólares por el carnet internacional de estudiante (ese que me hacía falta para el vuelo de Emirates pero que no me pidieron) y el chofer con su micrófono encima del volante se empezó a marcar un speech (palique) sobre como funcionaba el sistema de las paradas.
Una vez llegué a mi parada y encontré mi hostel cometí el error de acostarme a dormir en lugar de aguantar hasta la noche dormido. En mi defensa he de decir que llevaba día y medio viajando y no podía con mi vida.
Me desperté a las diez de la noche con una resaca de caballo sin haber bebido una gota de alcohol en días y con el shock del jetlag, para mi cuerpo eran las once de la mañana pero en realidad ya era de noche.
Fui a la zona común del hostel para ver el ambiente que había y empecé a conversar con unos chilenos que estaban de Working Holiday Visa. Yo intenté pedirla este año pero por despistado la perdí.
Pasarían unas cuantas horas hasta que conciliará el sueño, tantas horas que tuve la oportunidad de ver amanecer desde la ventana de mi habitación.
El despertador había sonado varias veces pero no le hice caso. Pensé que durmiendo poco al día siguiente estaría medianamente regulado pero en lugar de eso me desperté a las tres de la tarde de un día casi de verano en Auckland.
¿Saben esos días en Barcelona casi llegando en el invierno que parecen de verano exceptuando que hacen unos cuantos grados de menos? Ese era el día que hacía en Auckland.
Tenía las piernas un tanto atrofiadas de tantas horas en el avión así que decidí aprovechar las últimas horas de luz para sacar unas fotos de la ciudad.
Si tuviera que explicar como es Auckland diría que es como San Francisco a pesar de no haber estado nunca allí, pero la magia del cine hace que tenga bastantes referencias de la ciudad.
La Sky Tower es el símbolo de la ciudad y la verdad que es comprensible con sus 328 metros se ve desde toda la ciudad. Hay un par de actividades bastante chulas que no hice relacionadas con la torre, una es el SkyClimb que consiste en pasear por la cúpula con un arnés (no apto para gente con vértigo) y la otra es el SkyJump que consiste en lanzarte en tirolina los 328 metros de la torre en un par de segundos.
Bajé hasta la bahía para ver el atardecer y la verdad es que era un atardecer tremendo, me recordó bastante a Estocolmo, seguí paseando y aproveche para sacar esta foto:
Se hizo de noche y volví al hostel para luchar contra el jetlag pero eso es otra historia…
Bonitas imágenes de nueva zelanda… a ver cuando puedo escaparme unos días por allí
La verdad es que las fotos sí que son estupendas, aunque a mí no me van mucho las ciudades del rollo San Francisco como comentas.