Suena el despertador y me toca prepararme para salir de aventuras, por suerte ya tenía preparado el equipaje para irme de La Palma por tiempo indefinido con el pasaporte dentro de la mochila, por si acaso.

Mi primera parada es Gran Canaria para hacer escala rumbo a Oslo, siempre elijo Gran Canaria antes que Tenerife para volver fuera de las islas porqué pese a que las conexiones sean más escasas con Gran Canaria no me implica tener que meterme setenta kilómetros en autobús para coger el vuelo internacional.

Como quedaban unas horas para el vuelo me escapo a Las Palmas a ver a unos amigos, dar un paseo, tomar un café y de paso ver a la familia. Un par de horas después salgo sin almorzar para el aeropuerto de Gran Canaria.

Resulta que los señores de Norwegian no permiten hacer check-in online y prefería no comer la deliciosa comida de mi tío a ir sentado en un asiento central durante las cinco horas largas de vuelo a Noruega.

Cual es mi sorpresa cuando llego a la zona de facturación de encontrar a decenas de familias noruegas esperando para facturar y yo con una mochila de tamaño Ryanair.

Setenta minutos después la amable señorita de facturación me consigue un asiento de pasillo, lo cual no hace más corta la espera pero por lo menos no la convierte en un fallo épico.

[WTF] FHOTOGRAPHY

Como deprisa y sin apenas disfrutar la comida para poder embarcar sin problema, pero después me doy cuenta que los asientos están numerados y me relajo un poco. Llego a la cola y inesperadamente me encuentro a una ex compañera del colegio que no veía hacía un par de años.

La verdad es que me resulta sorprendente verla en la cola del mismo vuelo en el que iba yo pero en realidad no tanto ya que ella es noruega y claro no sería tan sorprendente como si me la hubiera encontrado en un vuelo a… Pisa por ejemplo.

En lo que espero el retraso del vuelo me pongo al día con ella y trato de explicarle que ha sido de mi vida haciendo un repaso de nuestras vidas, hasta que entramos en el avión, ella se queda en la fila uno y yo me voy a la 19.

Los asientos de Norwegian son bastante cómodos y hasta tengo un poco de espacio para estirar las patas (mido 1,79), en el vuelo dan una película y unos cuantos dibujos animados que no me hacen olvidar que tengo que estar seis horas sentado al lado de niños llorones escandinavos, que dan el mismo coñazo que los españoles dicho sea de paso.

Sobre las once de la noche llegamos al aeropuerto de Oslo Gardermoen, que es el aeropuerto principal que está a unos 50 kilómetros de la ciudad y del que no pude explorar mucho porque llegué de noche.

Estaba muerto de sueño y allí tuve mi primer shock noruego, el tren del aeropuerto a la ciudad costaba 190 coronas (24 euros), teniendo en cuenta que el vuelo me había costado 80 euros me chocaba un poco por eso bajé hasta la zona de los autobuses para ver cuánto costaba y la verdad es que no era un gran ahorro ya que costaba 140 coronas.

Al llegar al bus me vieron las pintas y el señor que cobraba me preguntó «¿Do you have your student card?» y yo le di el carnet internacional y lo mira y me dice «OK, 70 kronen» y yo estaba más contento que un niño de La Moraleja el día de reyes porque de tener que pagar 24 euros por mi viaje a Oslo había pasado a 9 euros.

Subo en el bus muerto de sueño y cincuenta minutos estaba en la estación central de Oslo, después de preguntarle a tres personas y orientándome con mi croquis llegué al hotel donde pillé la cama en cero coma dos segundos para vivir mi primer día de aventura noruega.