Después de una marcha antisistema y otra marcha (esta por varios garitos de Berlín) el domingo fue un día de lo más relajado.
Tomamos el metro a Kreuzburg (el barrio turco) para desayunar algo que no fuera un kebab y visitar un rastro.
El rastro (del cual no me arrepiento de no haber sacado fotos y que no recuerdo el nombre) fue una experiencia curiosa, era como un fleamarket de los alemanes pero a lo bestia y todo súper organizado.
Estuve a punto de pillarme una Smena pero al final no la pillé.
Después de eso tomamos el metro para ir a ver alguno de los conciertos de la fiesta de la música que habían por todo el centro (sin billete para variar) y en ese momento vino una de las frases del viaje de Paco.
«Carlos, ese hombre me suena. Una de tres: o hace kebabs, o es taxista o es revisor del metro.»
Y ni vendía kebabs, ni era taxista.
Por suerte el tren iba lleno hasta los topes y no nos pidieron el billete, a pesar de que nos faltaban dos paradas consideramos que lo razonable era salir del tren en la siguiente parada.
Y allí estábamos paseando por los parques para llegar a los conciertos, y que parques mi amigo, yo en Berlín sencillamente alucino con los espacios verdes dentro de la ciudad, en ese sentido la ciudad es maravillosa.
Berlín es demasiado bohemia, todo el mundo va a su rollo y eso es algo que me encanta pero se respira un ambiente de buen rollo.
Y las bicicletas, oh las bicicletas…
Kebabs a 1,60€, esta ciudad es el paraíso.
Llegamos a un concierto de Rockabilly y la verdad es que el publico merecía una sesión.
Después de estar un par de horas por la fiesta de la musica tomamos rumbo a la casa pero antes hicimos una parada en turco a comer algo, le contamos que había venido de Canarias, le pedí hacer unas fotos al local y nos invitó a un té.
Descansamos y fuimos al reichstag pero por desgracia nos empezó a llover y por un despiste me quedé sin batería, pero para la próxima vez tengo pendiente volver al parlamento, que tiene unas vistas geniales.
Hermano, definitivamente me pones en la situación de tener que apuntarme Berlín como un destino próximo no muy lejano.
Hola, me encanta lo que escribes sobre una ciudad en la que vivo desde hace muchos anyos. Pero me da pena leer eso de entrar en el metro sin pagar. Así acabamos pagando el pato los que vivimos aquí y tenemos que sufrir los aumentos en las tarifas debido a los turistas que creen que por el mero hecho de no haber tornos, no necesitan comprar y / o validar su billete. Lo siento, esa acción es totalmente reprochable. Yo también fui estudiante aquí, estuve en el paro y no tenía cómo pagar el transporte, así que tenía que ir a pie o en bicicleta a todas partes. Una lástima que en general los latinos tengan esa mentalidad…