Después de intentar dormir por ratos en el aeropuerto de Bergamo donde estábamos todos en aquel hall cual refugiado de Darfur pasé por el ritual del vuelo.
La verdad que andaba con miedo de que en Bergamo se me pusieran con tonterías aunque mi maleta estaba en las medidas justas y con un peso de siete kilos.
Pase el primer control sin problemas pero como es costumbre en mi persona tuve un problema después de pasar el aro de metales.
Había dejado una botella de Birra Moretti en la mochila y por la grandiosa normativa Europea no la pude pasar.
Estuve de risas con los seguratas del control diciéndoles que en inglés que se llevarán la cerveza a su casa que tirar cerveza a la basura es pecado.
Después tocó esperar casi una hora más hasta que saliera el vuelo, como siempre se formó la mega cola pero yo para un vuelo de una hora no me peleo por un asiento.
Con una resaca de cansancio después de estar durmiendo dos días en el suelo y haber caminando lo que no está escrito en Milán llegaba a Berlín.
Salimos directos en el S-Bahn hasta donde tenían el hostel mis amigos. Simplemente el trayecto hasta el centro de Berlín fue algo que me impactó.
A la segunda parada aparecieron unos estudiantes repartiendo folletos para luchar contra Bolonia con toda la paranafernalia.
Llegamos a Friedrichshain y la impresión iba creciendo por metros esa calle con esos tranvías y ese ambiente tan soviético era como un viaje al pasado, al presente y al futuro al mismo tiempo.
Yo me estaba muriendo de sed y de hambre, cuando vi el primer kebab (de los cientos que vi en Berlín) decidí entrar sin pensarmelo dos veces pues llevaba sin comer unas trece horas.
Ese kebab fue gloria bendita, ese kebab y los otros doce (aproximadamente) que me comí en seis días.
Y después del kebab no podía faltar la garimba y cual fue mi shock cuando llego al chino (en este caso turco) y me veo todas esas marcas a 1€-1,20€ la botella de medio litro.
Berlín ya era mi ciudad, allí estaba yo sentado en un banco comiéndome un dönner y una Berliner mientras trataba de recuperar fuerzas para seguir con el día.
El sueño me mataba pero tenía que aprovechar el ticket del metro que no era justamente barato así que después de comerme otro kebab me fui en U-Bahn desde Frankfurter Toe a Alexander Platz y al primer sitio que fui no fue a ver la TV TOWER sino al Saturn que había delante de la salida del metro.
No podía evitarlo, quería ver los precios de Saturn en Alemania y encima tenía aire acondicionado.
Después de eso tomé el tren a Postdam pero viendo que me quedaba sopa decidí bajarme para buscar un parque para descansar un rato y luego seguir el camino.
Total que llegue medio sonámbulo a un parque con su lago y me quede dormido nada más acostarme.
Dos horas y pico después allí estaba yo y para mi lo más increíble de todo… mis cosas y mi cartera estaba intacta.
Tomé camino a casa de mi host de CouchSurfing, una vez instalado decidí volver al hostel de mis amigos a buscar mi mochila y fuimos a tomar algo.
Para cenar tocó pizza en casa de Paco (mi host y amigo) una pizza con papas azules que estaba tremenda, le daba trescientas vueltas a la que comí en Italia el día anterior.
Después de eso fuimos a Mitte a un compromiso que teníamos y a descansar.
Desgraciadamente ese día no estaba con muchas fuerzas para sacar fotos pero espero poder revelar dentro de poco un carrete de analógico que hice ese día.
Se ve que son buena gente por tierras germanas, si hubiera sido en España… quien sabe. A ver si un día me dejo caer por Berlín, molaa y si tienen comida así de baratita 🙂
Me dejas intrigado con eso de las papas azules en la pizza, jeje.
Chico cómo puedes sobrevivir a base de Kebabs siempre?
hola desde benidorm.
me mola mucho tu blog. veo que utilizas el sistema couchsurfing. he oido acerca de el pero no lo he llegado a utilizar nunca. a ver si comentas algo acerca de el o alguna experiencia couchsurfera en alguno de tus posts. sigo viajando y disfrutando!
Ya veo que eres muy fan de los kebabs 🙂
Durante el mes de verano que viví en Berlín pasé un par de semanas en el barrio turco de Kreuzberg y tengo el recuerdo de haber comido los mejores kebabs por 3€.
Luego me fui a vivir a Mitte y creo que si hoy vuelvo a Berlín acabaría viviendo en Prenzlauerberg. Normalmente siempre solíamos salir por aquella zona y recuerdo que había bares muy chulos. Para la siguiente vez te recomiendo que vayas a una pizzeria que se llama Due Forni que tiene un toque anarquista y después te tomes un par de cervezas en un bar que está a cinco minutos andando que se llama Kaffe Burger. Suele haber djs y grupos que tocan en directo. A un minuto se encuentra otro bar que hace esquina del cual no me acuerdo de su nombre en donde ponían unos coctails muy buenos.