Por un fallo de agenda solo tuve un día en Oslo pero ese día fue como la película de los años ochenta «todo en un día».
Uno no va a Oslo todos los días así que decidí aprovechar para pasear por la ciudad y visitar un par de museos en los momentos de lluvia.
Mi primera parada fue Karl Kohans gate que es la calle principal de Oslo, lo que viene a ser la calle real en Santa Cruz de La Palma o la calle Castillo en Tenerife (pero sin tanta cuesta).
Allí estaba la universidad de Oslo justo en el centro de la ciudad, aunque no había demasiado moviemiento:
Decidí callejear sin rumbo, que es como me gusta explorar las ciudades y como el centro de Oslo no es muy grande se podían ver bastantes cosas como esta estatua al lado del ayuntamiento.
Tengo que decir que me encantan las ciudades que dan al mar, mayormente porque me crié viviendo al lado del mar, el olor a yodo es casi una nicotina para mi.
Después de pasear un poco por el paseo marítimo decidí coger el mapa para ver que tenía cerca para poder visitar y tomé camino hasta el palacio real.
Desafortunadamente de repente empezó a llover, y cuando digo llover es llover a cántaros, así que decidí hacer la actividad más lógica que era ir a cubierto y visitar los museos de la ciudad.
Primero estuve en el museo de historia (entrada gratuita) que no es muy grande pero que tiene piezas bastante interesantes sobre todo de los vikingos y de arte católico con un rollo bastante distinto a lo que solemos tener en España.
A la salida del museo me encontré con Citroen tiburón, que vale no es nada noruego pero me gustó y si soy sincero es el primero que he visto en mis 22 años de vida.
En el otro lado de la acera estaba este edificio que formaba parte de la universidad pero que no tengo idea de que es pero me pareció digno de enseñar.
La siguiente parada fue la galería nacional donde aparte de «El grito» de Edward Munch hay gran cantidad de cuadrados super interesantes en particular me gustaron las paisajes de Johan Christian Dahl .
El museo tiene una tienda muy interesante y una cafetería bastante molona.
Desgraciadamente al salir volvió la lluvia con lo cual mi callejeo se convirtió en una aventura por no empaparme…
En el próximo post la segunda parte del recorrido 😛
En diciembre tengo previsto visitar Oslo. y si ya me tiene enamorada, sin estar allí en directo, ¿qué será de mí cuando pueda disfrutarlo in situ? (con lluvia y todo)
Muy bellas fotografías, gracias por compartir ese paseo.
un saludo
Hola!
Ya hace un tiempo que estuve en Oslo y la verdad es que es de las ciudades europeas que menos me han gustado… aunque con tus fotos hasta me ha parecido bonita jejej. «El grito» (y la posterior escapada por Bergen y los fiordos) es el mejor recuerdo que me llevé. Por cierto, no conocía tu blog, pero ya he tomado buena nota para no perderte de vista. Lo he visto en los Premios Bitácoras. Mucha suerte en la final!
Oslo no es tan fea… a mi me gustó que quieres que te diga pero Bergen me moló más… pero las dos tienen sus cosas es como Madrid y Barcelona.
Bueno, en realidad no dije fea… dije la menos bonita de las ciudades europeas que he visto… y he visto unas cuantas. No sé, quizá no le dediqué suficiente tiempo. O quizá es que todas las demás me encantaron jejee. Todas las ciudades tienen su qué, eso sí.
Saludos!
Una de mis cuentas pendientes Oslo!